; ustedes han hecho siempre de lo relativo un absoluto, de la criatura un Dios y del instante una falsa eternidad. Y ahora tú me dices lo contrario: lo relativo es relativo sin remisión y es demoníaco. Me pides que abandone las disputas terrestres y mire hacia arriba... otro engaño, otra trampa. ÉL: Sigues preso en el tiempo. Acuerdate: «Nada me desengaña / el mundo me ha hechizado.» Hay que desprenderse, dar el salto