la placidez del embarcadero: las voces continuas y estridentes de un grupo de chicos que se bañaban. Y lo hacían con un optimismo y con un vigor verdaderamente salvajes. Se arrojaban al agua con violencia y buceaban insistentemente. No les importaban ni las rocas limosas, ni los cañaverales pantanosos -ricos en serpientes- ni por supuesto el agua, muy fría, de aquellas primeras horas de la mañana. Sin duda debían de ser los descendientes de aquellos otros macedonios que llegaron hasta
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IMPORTARI - Tener valor o interés para alguien [algo]