Una semana después Llamó para pedir hora. --¿Le conviene el viernes próximo? --preguntó la secretaria. --Sí --dijo Olinden. Le pareció raro que el único médico en el mundo capaz de renovarle a uno la juventud, en seguida tuviera una hora libre. Un famoso desconocido. --Vengase a las nueve, en ayunas. --Solamente quiero hablar con el doctor. --De acuerdo, pero vengase en ayunas, con la chequera. Para