ciudadelas del saber, se convirtieron en oficinas de expendio de patentes. Nada vale menos que un título universitario. La chica dijo, como para sí misma: --No importa. Yo quiero el título. --Entonces tal vez convenga que menciones los tres períodos de la historia. Cuando el hombre creyó que la felicidad dependía de Dios, mató por razones religiosas. Cuando creyó que la felicidad dependía de la forma de gobierno, mató por razones políticas. --Yo leí un