nos cómo las confeccionan. El empleado público se las lleva para su casita, donde las llena a piacere, cargando este renglón, raleando aquél, de manera de satisfacer los pálpitos y las expectativas del jefe. --No le niego --concedí-- que las reparticiones públicas trabajen sin la debida contracción; pero hay que rendirse a la evidencia.