En el momento de abrir la puerta, un hombre cruzó desde la vereda de enfrente y le dijo: --Lo esperaba. Entraron juntos y, ya en el escritorio, Hernández preguntó: --¿El médico? Tristemente el médico asintió con la cabeza. --Aunque debiera callarme, le diré que me expresé mal. No lo esperaba. Mejor dicho, esperaba que no viniera, que mostrara un poco de tino, qué embromar. Digame ¿le costaba mucho