dijo por lo bajo: --Sigame. Le voy a mostrar algo que le va a interesar. --No quiero disgustos --repliqué--. Si la orden es recorrer el parque, voy a recorrerlo. Mientras no me aleje del grupo, me siento protegido. --No le va a pasar nada. El paseo dura exactamente cuarenta y cinco minutos. Tiempo de sobra para que le muestre algo que le va a interesar. El italiano estaba tan seguro de que