modelo de mujeres, jamás se le conoció más pasión que la del mando absoluto. Ni pasiones de la carne, ni pasiones del espíritu. Sus biógrafos destacan, unos con admiración y otros con reticencia, el hecho de que hubiera aplazado por dos veces su boda con una señorita ovetense, de mejor familia que la suya, requerido por exigencias del servicio a la Patria. Sabía esperar. Nunca se ponía nervioso. Carece de nervios. No se queja de nada --declaró