de los cincuenta, pero ya antes algún escritor sensato se había atrevido a defender la legitimidad del desencanto ante las expectativas de un futuro que no despertaba demasiado entusiasmo. En verdad el entusiasmo no se suscita a voluntad. Ni se puede mantener, como el estilo olímpico, con un diario entrenamiento, porque no nace de nosotros mismos; se siente provocado por algo que actúa fuera de nosotros... Y no puede uno entusiasmarse de continuo, como no se puede estar en la
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MANTENERI.1 - Continuar [algo o alguien] en una determinada forma o situación