la copla, cuando la señorita Alba ya había ingresado en el convento de la calle la Paloma, el novio deambulaba de noche bajo la luna y se le escuchaba cantar llorando (llorando, ay madre) por las calles que antaño recorrieran juntos: En lo alto de la ermita ya no me espera, ya no me espera, porque se ha metido a monja, la que más quiero, mi compañera.
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RECORRER - Atravesar un espacio por toda su extensión