pueden ser altas, vistosas, incondicionales del «swing» y de 19 a 31 años. La otra tiene que ser morena, algo menuda, poco llamativa y de 25 años de edad. O sea que la muchacha que quisiera ajustarse a este ideal no podía ser llamativa ni vistosa. Pero, por otra parte, tenía que conseguir llamar la atención y ser vista entre la multitud de candidat a casarse que hormigueaban, perplejas como ella, ante la misma encrucijada