que replicaba casi ofendida: «¿Qué dices? Era buenísima, por Dios, yo me he hinchado de llorar.» Y era un argumento que no tenía vuelta de hoja. Las películas que más hacían llorar eran las que acababan mal, igual que las novelas, las que contaban una historia condenada a convertirse en recuerdo, las que exaltaban la fugacidad del amor romántico, hecho de renuncia, de lágrimas a la luz de la luna, de separaciones desgarradoras.
USO:154.17
ACABAR.1a - Llegar al final [de cierta manera o a cierto lugar]