nos el juego más inofensivo, lo mejor para pasar las tardes. No dijo, porque de haberlo dicho se le habría hecho trizas el invento, que era, sobre todo, el único juego de tipo intelectual que tal vez podía colar. Por eso coló, aunque entre escollos y reticencias, atreviendose a hacerle competencia al fútbol y al parchís, aquel juego como de tontilocos, el único que, burla burlando y mediante sutiles distorsiones de la realidad, supuso