de tanta acelerada carrera hacia la fortuna. En las historias inventadas o vividas por nuestros paisanos, era difícil leer ni al derecho ni al revés, un cansancio de «prosperit Se ambicionaba de forma desaforada, se envidiaba subrepticiamente o se condenaba como origen de todos los males. Pero nadie podía estar cansado de lo que no tenía, y menos que nadie los que empezaban a probarlo y a imponerlo: los nuevos ricos. Los personajes de Frank Capra no eran nuevos