lola sobre una aceptable convergencia de intereses y provechos entre las armas que se dicen defensoras de una causa y esa causa misma; nada sería capaz de asegurarnos contra la eventualidad de que la protección y conservación de tales armas pueda llegar a exigir, en alguna o en muchas ocasiones, interferir y hasta atentar de lleno contra esa misma causa que dicen defender, caso en el que, naturalmente, y por la índole misma de las cosas, nunca serán las armas las