losse una nueva melodía --más exaltada, menos patética-- denotaba la mejor disposición de ánimo del que la había puesto. Jano se sintió profundamente conmovido porque no sólo se trataba de una música que conocía muy bien, sino que la había escuchado en una ocasión al lado de Francesca. Y la había escuchado precisamente en el marco en el que aquella música había sido compuesta: en Venecia. Se trataba del Concierto en re mayor para mandolino y orquesta de Antonio Vivaldi.