de gustarle; fue como un malestar de los que poco a poco van convirtiendose en una progresiva sensación de mal cuerpo. Contempló las sábanas con desánimo y la habitación le pareció pequeña y desprovista de gracia. Por un momento prefirió haber sido el mirón y ahorrarse el malestar que se le había metido dentro. Entonces recordó la imagen, el hombro desnudo de aquella mujer, visto desde la ventanilla de un tren detenido en la noche, el tirante de la combinación