cuando tal acto es la muerte por estrangulamiento llevado a cabo con sus propias manos? Mas la pregunta que no osaba formularse --y él bien lo sabía-- era otra. ¿Por qué no dejó el cuello cuando advirtió que moría? Tampoco recordaba el salto al cuello: tan sólo reconocía la imagen de sí mismo oprimiendo sus dedos en torno a aquél, de golpe, sin medida. Debió haber sido como una ofuscación que sólo clareó cuando ya ella luchaba desesperadamente por