y le toco el sexo. Discretamente primero, con mayor concentración y energía después me dedico a masturbarle, a hacerlo dichoso. ¡Hay que ver el agradecimiento infinito que se lee en sus ojos, señor director, antes de juzgar apresuradamente mi conducta y estigmatizarla sin recurso en nombre de una falsa y estrecha moral! ¡En más de veinte años de experiencia en calles y jardines de esta capital no he topado con un solo caso de rechazo o desacuerdo!