El hecho de declararse novios un hombre y una mujer iniciaba un proceso bifurcado en dos direcciones generalmente antagónicas y que se obstaculizaban entre sí. Una la del ensayo de aquella pasión soñada, vía de libertad y juego que clamaba por los fueros de la entrega placentera al presente. Otra de integración en el mundo adulto y de sumisión a sus leyes de ahorro y de sentido común, donde el control del grupo familiar de cada enamorado presionaba para que la meta del futuro desactivase