los carniceros si el oficio de matarife no revelaba un alma predispuesta para matar un ser humano. Protestaron: "Cuando uno sacrifica una res no se atreve a mirarle los ojos." Uno de ellos me dijo que no podía comer la carne del animal que degollaba. Otro me dijo que no sería capaz de sacrificar una vaca que hubiera conocido antes, y menos si había tomado su leche. Les recordé que los hermanos Vicario sacrificaban los mismos cerdos que criaban, y