», iba a replicar, pero reflexioné que al menos por un rato ese trabajo me obligaría a pensar en otra cosa, y acepté. Después de prevenir a mi madre que no almorzaría en casa, me largué al estudio. Revisé los documentos y pregunté: --¿Cuándo hay que entregar la traducción? --Hoy. Me llevaron a un cuartito, donde había máquina de escribir y todo lo necesario, inclusive un diccionario francés-español y uno francés, de derecho y jurisprudencia