ya apenas si me hablabas, me llamaste un día para comunicarme que habías soñado con Bene. Recuerdo cómo la conociste. Fue mientras ella servía la mesa. Era su primera noche en casa y papá, cosa extraña, cenaba con nosotros. A nadie se le ocurrió presentaros, ni siquiera a mí. Después, cuando te levantaste de la mesa, yo te seguí hasta tu dormitorio. Estaba impaciente por conocer tu opinión sobre ella. Pero tú te