lo había llevado en seguida a enmarcar y los dos lo recogieron un día en un taller cercano a Via Montenapoleone. Ahora aquel cuadro había desaparecido. ¿Se trataba de una broma o de un capricho? ¿Había sido Adriana, movida por los hechos que se desarrollaron el día anterior? ¿Había sido quizá Betina? ¿Acaso el propio Marescu, que un día le había alabado la calidad de aquella reproducción? Descartaba absolutamente que hubiera sido cualquier otro de los habitantes del