donde sabían que iba a pasar medio mundo menos Santiago Nasar. "Era el único lugar abierto", declararon al instructor." Tarde o temprano tenía que salir por ahí", me dijeron a mí, después de que fueron absueltos. Sin embargo, cualquiera sabía que la puerta principal de la casa de Plácida Linero permanecía trancada por dentro, inclusive durante el día, y que Santiago Nasar llevaba siempre consigo las llaves de la entrada posterior. Por allí entró de regreso