lo como siempre. Se siente culpable fumando: es una traición a Brunettino. Es un sacrificio ir suprimiendo el tabaco, pero en cambio son un gozo sus desayunos clandestinos, sobre todo el de tres días más tarde, cuando no debería comer nada. Le van a sacar sangre a las nueve para el análisis prescrito por el famoso doctor, a cuya consulta le llevó Andrea la víspera. Prescrito, en realidad, por la ayudante aquella o lo que fuese -tan gorda