Luego se sienta en el suelo, espalda contra la pared. «Duerme tranquilo, soy buen centinela. Me gustan las guardias, me dan tiempo a pensar. Sin distraerse, claro, pero recordar y comprender mejor. Así comen las cabras en dos veces. Ahora, ya ves, me vuelve David. Nos llegó con una niebla como ésta. Me encontraba yo de avanzadilla y escuché unos pasos. No le descargué la metralleta porque pensé cogerle vivo.