bastante en el balcón para satisfacer su crecimiento incontenible y ya sus tentáculos verdecidos trepaban por el tubo del desagüe y se encaramaban o pendían barandilla abajo. En todas las direcciones escapaban los miembros gigantescos de aquel tierno monstruo vegetal en cuyo corazón habitaba la abuela, en todas las direcciones situaba sus almenas y matacanes el colosal castillo.