Una vez más se había deslizado la palabra inoportuna y Julián se sintió incómodo. Siguió hablando para esconder tras otras palabras la que podía haber herido a Genoveva. --... como cuando éramos niños y la cercanía de un examen nos hacía desear que estallase la guerra... Los marcos de las ventanas aprisionaban rectángulos de oscuridad. Julián miró afuera y creyó ver puntos blancos, diminutas estrellas, descendiendo más allá del cristal oscuro. «Nieva», pensó. Los puntos crecían,