. Dos becas son suficientes para que una pareja viva bien. Para nosotros, modestos europeos de posguerra, extraordinariamente bien. He llegado a la capital del mundo y me he instalado en ella. Me fascina, me excita, estoy deseando recorrerla entera, sumergirme en sus calles. Todas las películas de nuestra adolescencia palpitan en esas calles... Creo que es la misma fascinación que sentían tantos «americanos en París» en los años de la depresión, cuando París era