la dormir la siesta en paz. A los treinta años, y sabe dios a qué precio, consiguió Cándida su primer contrato. Su efímera carrera fue un continuo ir y venir de las tablas al dispensario. Nada le entristecía tanto como evocar aquellos tiempos de entusiasmo y desengaño. Se puso a lloriquear y le palmeé con cariño las hombreras. --Hazlo por mí, Cándida --le dije melifluo. --Está bien, está bien --rezongó--, pero me has
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EVOCAR - Traer a la memoria o a la imaginación [CLAVE]