la realidad tradicional. Además, casi todas han fracasado. La más coherente y lúcida, la del APRA peruano, se agotó en una larga lucha que, si fue una ejemplar contribución a la defensa de la democracia, acabó por dilapidar sus energías revolucionarias. Otras han sido caricaturas, como el peronismo, que colindó en un extremo con el fascismo a la italiana y en el otro con la demagogia populista. El experimento mexicano, a pesar de sus fallas, ha sido