ellos sino para, como ellos, comenzar de nuevo. Esos comienzos son, a un tiempo, purificaciones y mutaciones: con ellos comienza siempre algo distinto. Los Estados Unidos nacieron con la modernidad y ahora, para sobrevivir, deben enfrentarse a los desastres de la modernidad. Nuestra época es atroz pero los pueblos de las democracias de Occidente, a su cabeza los norteamericanos, anestesiados por cerca de medio siglo de prosperidad, se empeñan en no ver la gran mancha que