entre ambos gobiernos fue relativa y efímera. Los dividió el problema de las fronteras: Stalin quería reconquistar los territorios perdidos por Rusia durante la primera guerra mundial; además, heredero de la política imperial de los zares, el gobierno soviético deseaba extender su hegemonía sobre Polonia, Checoslovaquia y los Balkanes. Roosevelt y Churchill no quisieron o no pudieron oponerse a los designios de Stalin. En abril de 1943 el gobierno polaco en el exilio declaró que se había descubierto el asesinato de