puerta desde la cuna. «No sigas, compañerito; prohibido pasar. Cuando no se puede avanzar se fortifica uno. A eso vengo, a convertir tu cárcel en nuestra posición defensiva. Sí, estás cercado, pero yo me cuelo dentro; sé infiltrarme. ¡Lo conseguí tantas veces! Y ahora, calla: el enemigo tiene escuchas.» Con el niño en brazos se acerca feliz a la ventana, como exhibiendo su triunfo a Milán entero, o presentando