lo que había sido su libertad antes de conocer a Genoveva... Ésas habían sido las últimas palabras de ella antes de que el silencio se adueñara del salón y lo dejara a merced del único invasor sonoro, el viento, que se colaba por las rendijas de unas ventanas aparentemente herméticas... --David empezó a vivir cuando nos conocimos --había dicho Genovena, justo cuando él empezaba a beber el café cargado y oloroso.