con las pícaras insinuaciones deslavazadas. Pero David se negaba a aceptar cualquier clase de nexo entre lo que él tenía catalogado como material tentador pero execrable, conducta pecaminosa pero atractiva, y el otro apartado, el biológico, en cuya asepsia cabía la aceptación del propio nacimiento incluida la instalación previa y el crecimiento en el cuerpo de su madre. Reconociendo su ignorancia sobre el cómo y el porqué del primer paso del proceso, rechazaba de pleno la noticia, la dolorosa conjunción de los