hacía poco tiempo, cuando cumplió doce años, ella le había enviado dinero, como siempre. «Como nunca más», precisó. También en Nochebuena le daba dinero. Iban a visitarla por la mañana, pero regresaban para cenar en casa, solos los padres y él. Eso era todo lo que quedaba de la abuela, lo que aún gravitaba sobre la verdadera familia que eran ellos tres.