en la calle; sería la única manera de que el núcleo conservara su fidelidad, que guardara en el silencio la obra cumplida. Queríamos tanto a Glenda que le ofreceríamos una última perfección inviolable. En la altura intangible donde la habíamos exaltado, la preservaríamos de la caída, sus fieles podrían seguir adorandola sin mengua; no se baja vivo de una cruz. Historia con migalas Llegamos a las dos de la tarde al bungalow y media hora después, fiel a la cita