a los caudillos; la constitución de un partido que agrupa a los sindicatos obreros y a las organizaciones de los campesinos y de la clase media, aseguró la continuidad del régimen. El partido no fue ni es un partido ideológico ni obedece a una ortodoxia; tampoco es una «vanguardia» del pueblo ni un cuerpo escogido de militantes. Es una organización abierta más bien amorfa, dirigida por una burocracia política surgida de las capas populares y medias. Así México ha podido escapar