excitada: --¡Venid rápido! ¡Se está muriendo! Cuando el abuelo se enteró del episodio del puñetazo, declaró sentirse orgulloso del comportamiento de Miguel y le contó cómo su padre, siendo aún un chaval, se había enfrentado a unos gamberros que le habían quitado las muletas a un paralítico. «Has salido justiciero como tu padre», le dijo, y Miguel se observó en los ojos hermosos del abuelo y fue feliz.