al viejo le da apuro. «¿Por qué?», se reprocha en el acto. «Es lo suyo, faena de mujeres.» -Deje, deje, ya lo llevo yo --dice risueña la chica, reteniendo el orinal en su mano--. En casa vaciaba el de mi padre... También era del Sur. Siracusano. -Entonces le gustarían los quesos fuertes... -se le ocurre previsoramente al viejo, preparando así una explicación de su despensilla