(Lo observa, sorprendido.) ¿También tú enloqueces? (Se sienta cerca de él.) ¿Has llegado a creer ni un solo momento que la niña está viva? DIONISIO.- (Lo mira fijamente.) Prefiero no contestarte. Si te digo que no, le irías con el cuento a Rosa, y yo creo que es peligroso desilusionarla. Y si te digo que sí, vas a reírte... [ Claro que eso, al