no se moverá de allí --piensa. Respira despacio. El cuerpo cede. Afloja el abrazo. Finalmente, las manos cuelgan débiles y tocan el suelo. Cambia el rostro de lugar en busca de una zona seca de tela. Corre el tiempo fatigosamente. Un escalofrío. Abrió los ojos. La penumbra parece haberse espesado. Apenas si distingue nada más allá del brazo del sillón. Al final del vestíbulo hay una línea de luz bajo la puerta de calle. Es la