noche repentinamente advertido acentuaba el aroma vegetal a su alrededor y le pareció una insinuación atrayente, una presencia viva y no agresiva con que acompañarse en su tribulación. ¿Era posible que fuese esta noche la misma que horas antes había contemplado su crimen? Le parecía estar saliendo de una fantasmagórica vigilia de la que no recordara ni su comienzo ni su sentido y cuyo destino era no sólo errático y ajeno a su cuerpo sino también a su voluntad. ¿Qué hacía él sentado