las, tenía indicaciones precisas hasta el fin de la semana. La costumbre les ha enseñado a dormir en los asientos, pero sólo por períodos de un cuarto de hora como máximo. Incluso los que viajamos episódicamente en el Anglo terminamos por poseer una memoria táctil del itinerario, la entrada en las pocas curvas de la línea nos dice infaliblemente si salimos de Congreso hacia Sáenz Peña o remontamos hacia Loria. En ellos el hábito es tal que despiertan en el momento preciso para descender