busca de las propias respuestas. Al final no se llegaba a ningún acuerdo. Ni se pretendía. Pero David bebía las palabras, las dudas, las certezas, las citas literarias y filosóficas que esgrimían Julián y sus amigos. Nunca nacía la luz en aquellas discusiones, pero se encendían miles de luces, ráfagas, resplandores, focos de muchos vatios que penetraban en rincones oscuros sacando a supeficie lo que muchos pensaban, algunos decían y pocos se atrevían a confesar. En ocasiones