selo en el aire hacia el timbre, en una cómica postura de película cortada que les hace reír. Gracias a ello disimula mejor Hortensia su tristeza, porque el viejo ha dado un bajón en esos días. Siguiendole hacia la salita repara en los hombros caídos y los pantalones fláccidos, vacíos de carnes. Aunque al menos la gallardía se sostiene y la cabeza erguida no ha claudicado.