¡Ese sí que es mi sangre, aunque lo haya parido ésa! Comprende, huele y oye como yo... ¡ Ese sí que es mi sangre! » Sangre... Todavía está ahí, tiñendo el agua entre blancos reflejos de loza. Se le había olvidado darle a la manilla; no ha llegado a coger la costumbre. La empuña, la hace girar y se precipita un ruido llevandose el silencio, una catarata llevandose su sangre. Andrea va y