orificios de esa cabeza turbia y espesa que agita de un lado a otro instintivamente. Acepta la suciedad, la mierda. Con el dorso de la mano limpia sus ojos y mira hacia abajo. El hedor le echa atrás pero no abandona la bañera. Capta algo ajeno y observa. Observa. Todo está oscuro mas advierte las manchas que ensucian la superficie del baño. Algo le impide sustraerse a ellas, mientras las arcadas vuelven y sus extremidades tiemblan al apoyarse fuerte.